Una de las decisiones fue designar el 5 de marzo como el Día
Internacional de la Eficiencia Energética.
Una fecha que debería de servir para recordarnos que los
recursos energéticos son limitados y, por lo tanto, debemos de utilizarlos de
una manera racional, eficaz y eficiente.
Eso no significa renunciar a aquello que nos facilita y nos
hace la vida más cómoda, pero sí que debemos de hacer un uso más inteligente de
los recursos en general y los energéticos en particular.
Ya lo dice el refrán: "No es mas limpio quien mas limpia, sino quien menos ensucia".
Ya lo dice el refrán: "No es mas limpio quien mas limpia, sino quien menos ensucia".
La lucha por conseguir la eficiencia energética es una tarea
de todos: ciudadanos particulares, empresas y administraciones.
Pero, sin duda, las administraciones juegan un papel
esencial en este empeño por el planeta.
Hay que planificar y legislar por el planeta, pero también
cumplir y hacer cumplir lo acordado y legislado.
Y eso es lo que no está haciendo el Gobierno español.
La Comisión Europea ha emitido un “Dictamen Motivado”,
exigiendo a España que adapte su legislación a la directiva europea
correspondiente a la eficiencia de los edificios.
Según la Comisión, la normativa española define de manera
deficiente los «edificios de consumo de energía casi nulo», sus normas y su aplicación en el tiempo y
hace excepciones más allá de lo permitido.
Una vez más, el Gobierno español muestra una desidia
inaceptable y peligrosa en temas tan esenciales para nuestro futuro como este.
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